Matías Bagnato entró en Gran hermano 3 para
contar su historia. Para contar la historia de la noche del 17 de febrero de
1994 cuando él, sus padres, José Bagnato de 42 y Olga Plaza, de 40 años, y sus
hermanitos Fernando de 14 y Alejandro de 9 años y Nicolás Borda, un amiguito de
once años del hermano menor que se había
quedado esa noche. fueron despertados por las llamas.
Matías tenia 16 años y la única ventana no
enrejada de aquel modesto chalet de flores. Saltó por la ventana, salió al
living, miró hacia adentro…las llamas habían tomado toda la casa y no había forma de salir. Sus padres ,
hermanitos y Nico estaban adentro y no había otra forma de escapar. Su abuela
le avisó que era el único sobreviviente.
El incendiario fue un vecino conocido, Fructuoso
Alvarez Gonzalez, a quien supuestamente José Bagnato le debía 200 mil pesos.
Roció la casa familiar con combustible mientras todos dormían y esperó.
Anteriormente Alvarez Gonzalez solía llamar a la casa y distorsionar la voz
para amenazar a José de muerte si no pagaba, Matías lo recordaba. Pero luego de
esa noche no creyó volver a recibir sus llamados.
El vecino asesino fue capturado 4 días después
del homicidio y condenado a cadena perpetua en 1995. Nunca lo negó. Pero en 2004,con apenas 10 años de condena
cumplidos, se benefició con un acuerdo de intercambio de presos: fue trocado
por un preso español y enviado al viejo continente, de donde volvería en 2008
como un hombre libre luego de que un magistrado español le diese libertad
plena.
No sólo no había pagado su crimen sino que
nisiquiera se había arrepentido. Comenzó a llamar a Matías y a su abuela y
tutora, de 83 años, y le susurra al chico “estás muerto” con aquella voz
distorsionada que él recuerda de una infancia con su familia.
Matias y su abuela comenzaron a vivir con
custodia policial y el chico se anotó en el reality quizás buscando que alguien
hiciera algo. Y alguien hizo algo.
En 2011 la causa se reabrió y fue a parar a
manos de Axel Lopez, quien en ese entonces ya contaba con su pequeño prontuario
de errores por haber dado salidas transitorias al aseino de Soledad Bragna
y al de Miguel “el vasco” Lecuna, marido
de Georgina Barbarossa.
López
investigó las irregularidades que
contaminaron el proceso que se encaró durante todo este tiempo. Entre ellas,
revisar las razones que llevaron a liberar por error a Alvarez González. Matías
por su parte había ido al tribunal nº12, donde se suponía que el asesino cumpliera
condena, y descubrió que el error era que había un mal registro de fechas por
lo que el acusado accedió a un computo de penas 10 años antes del mínimo
previsto por la ley (como mínimo debía estar hasta 2014 preso antes de
solicitar beneficios pero salió en 2008).
Más
adelante en reuniones con Lopez y el
entonces ministro Julio Alak se concretaron algunos pequeños avances en la
investigación, como la confirmación de que Alvarez Gónzalez había sido beneficiado con un
acuerdo bilateral con España aplicado en forma errónea: según establece este
convenio la pena sólo puede ser modificada por el país de origen y debe ser
producto de la decisión de las dos justicias.
Lopez
vaciló y argumentó que "no podía
recuperar el imperio para decidir" sobre el destino de Alvarez González.
Pero Cancillería logró avanzar en este conflicto e hizo una presentación ante
el magistrado para explicarle que la violación del acuerdo bilateral y el
delito de amenaza de muerte son pruebas suficientes para que pueda expedirse.
Durante
un año se hizo un trámite eterno hasta que casi en 2012 Lopez dictó orden de
captura y Alvarez Gonzalez volvió a la cárcel.
Hoy
pasaron 20 años, Matías tiene 36, ya no tiene custodia policial y organizó una
misa por su familia en la parroquia Nuestra Señora de los Dolores.
No
hay forma de que halla justicia por un crimen tan violento y absurdo pero
mientras el asesino esté tras las rejas estaremos al menos un poco más cerca de
eso.
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